Me contaba esta semana,
una paciente, entre risas, con los ojos chispeantes y tímida como una
adolescente, que había conocido a un
hombre, alguien especial…
En estos momentos no puedes dejar de sonreír, porque
empáticamente te sitúas en lo que ella está sintiendo…¡Está enamorándose! Esta
etapa que hoy en día, en nuestra sociedad de prisas, tiende a obviarse, porque
no hay espacio ni tiempo, para el juego de seducción, en el que nada está dicho,
todo hay que ir viviéndose momento a momento…sin tener la certeza de qué
ocurrirá, Pero siendo crucial, para asentar las bases de una relación si llega
a darse. O para disfrutar de sentirnos conectados emocionalmente,
permitiéndonos esa ilusión que nos conmueve y nos demuestra que continuamos
vivos.
Conocemos a alguien y
sin saber muy bien la razón, a veces podemos ponerle palabras, es atractivo,
atento, interesante, tiene sentido del humor. Otras ni siquiera, tenemos claro
que nos ocurre, solamente sentimos que esa persona está muy cerca de nosotros,
todo nos sabe a ella. Sonreímos al recordarle, suena el móvil y esperamos que
sea ella, escuchamos una canción romántica y parece que la han escrito para
nosotros, la risa nos sale a borbotones cuando le vemos y hay todo un
movimiento corporal de seducción, aunque no seamos conscientes de ello, pero
inconfundible cuando lo vemos desde
fuera “que bonito”.
Pero no todo es tan
bucólico, sentimos y sentimos, estamos vivos, con los sentimientos a flor de
piel… lo que también nos provoca reservas, miedo a sentirnos vulnerables y que
nos hagan daño. Intentar cuidarnos y no mostrarnos del todo, dejar entrever un
poquito y a ver qué pasa, esperando…Y aparecen las dudas ¿sentirá lo mismo que
yo? ¿Qué querrá decir con ese sms? ¿Y por qué no dice de quedar? Es natural,
también hay que tolerar la incertidumbre, darnos cuenta que la otra persona es
diferente y no sabemos de ella, se irá construyendo un nosotros o tal vez no,
depende como vayamos jugando, lo que vayamos sintiendo y pensando, si nos
compensa, si nos llena…
Porque pueden pasar
varias opciones:
- El otro no siente lo mismo y se retira…
- Si que se ha dejado llevar al principio, pero para él no es el momento, tiene miedo al fracaso, le supera el juego de “no saber que va ocurrir”, la vida le ha dañado y las heridas todavía están abiertas o simplemente, prefiere continuar anestesiado emocionalmente.
- O la que todos los enamorados desean…sentirse en sincronía y dejasen llevar por lo que va ocurriendo, escribiendo su historia, día a día…
- Y si las cosas no salen cómo nos imaginábamos o cómo esperábamos, es importante, no perdernos a nosotros mismos...Como en los bailes de época cuando el caballero cortésmente se inclina agradeciendo el baile a la dama, podamos mirar simbólicamente a los ojos a la otra persona y darle las gracias por lo vivido. Dejándola marchar si así tiene que ser…