martes, 15 de mayo de 2012

Primera impresión: ¿Qué podemos hacer para dar una buena imagen?


¿Quién no ha conocido a una persona y en unos minutos, ya se ha hecho una opinión sobre ella…?

Nuestro mundo está lleno de relaciones sociales, sean profesionales o personales, conocidas, de amistad e intimas. Y todas ellas, nacieron a través de un  primer encuentro, que nos causo un impacto personal para bien o para mal.

Cuando hablamos con alguien, sólo una pequeña parte de los que nos transmite con sus palabras, nos influye, en concreto sobre un siete por ciento.La primera impresión se basa en el lenguaje de su cuerpo, captándolo a nivel inconsciente, por ese motivo, a veces conocemos a alguien y nos encontramos muy cómodos y relajados, nos inspira confianza y queremos alargar  el momento, sin saber, qué nos ha producido esa sensación de agrado. También puede ocurrir lo contrario, nos presentan a una persona y algo dentro nos “chirria”, sentimos una especie de rechazo y el deseo de poner una distancia de seguridad, sin ser conscientes de la razón exacta.

Y nos preguntamos, ¿en qué consiste ese lenguaje corporal, que se comunica sin necesidad de palabras? Lo que nos llega y afecta del otro, es  como una especie de “collage” de como vemos al otro en conjunto, teniendo en cuenta de forma automática, distintos factores y su interacción mutua. Entre ellos están, el aspecto, la postura corporal, los gestos de las manos, la sincronía de su cuerpo con lo que nos transmite verbalmente, la expresión facial, su sentido del humor, tono de voz, la intensidad de su mirada y la naturalidad de su sonrisa…
En esta lectura que hacemos  del otro, interviene cómo lo “miramos”, nuestra historia vital, educación, tipo de cultura en la que estamos inmersos, prejuicios adquiridos, apertura de miras, nivel emocional, etc. Por eso, se dice que “para gustos están los colores”

¿Entonces qué podemos hacer para dar una buena imagen? Además de ofrecer  nuestra mejor sonrisa y apariencia, es importante que seamos auténticos, espontáneos y coherentes en cómo nos situamos, lo qué hacemos y lo que decimos,  porque esto se transmite de forma natural. De nada sirve ir como un “pincel”, si parece que estamos interpretando un papel y no acabamos de creérnoslo. Y por último, tener en cuenta dos cuestiones, primero no podemos agradar a todo el mundo, lo importante es sentirnos bien en nuestra “piel” y lo segundo, aunque es muy complicado re-considerar el “primer escáner” que hacemos a una persona, no es irrevocable, en ocasiones nos pueden sorprender si dedicamos un tiempo para conocerla más en profundidad.


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