La sexualidad es una
tierra fértil, para verse invadida por mitos, falsas creencias y tabús. Estamos
acostumbrados a andar bien arropados, con nuestra mejor imagen. ¿Y qué pasa
cuando nos desnudamos y nos mostramos vulnerables? ¿Somos capaces, de a la par
que tiramos nuestra ropa, para encontrarnos con el cuerpo desnudo de nuestro
amante... también desprendernos de nuestras inseguridades, prejuicios y
expectativas trasnochadas?
Aquí, ya no sirve como
en otras facetas de nuestra vida, mantener el tipo, con todo controlado y
estudiado. Si es así, no seré capaz de perderme, dejarme llevar por lo que
siento... y permitir que fluya la emoción, a través de la confianza, la
complicidad y la ternura. El guiar y dejarme acompañar, recorriendo juntos cada centímetro de nuestra piel, descubriendo rincones de placer y valles de calma y espera... para volver a re-encontrarnos
y continuar en el mutuo éxtasis.
Solamente si podemos despojarnos de lo accesorio, llegaremos a unirnos de una forma profunda e intima, dándonos el tiempo necesario para entregarnos en el juego de deseo...No hay ninguna creencia que tenga que acompañarnos, cada pareja crea su propio mundo, en el que lo importante es compartir y crecer juntos.
Pero cuando permitimos que se cuelen por la puerta de atrás, los fantasmas de lo conveniente o lo ideal, estamos permitiendo que empiece a derrumbarse lo mágico y lo espontaneo, de lo construido. Entre ellos, podemos encontrar:
Solamente si podemos despojarnos de lo accesorio, llegaremos a unirnos de una forma profunda e intima, dándonos el tiempo necesario para entregarnos en el juego de deseo...No hay ninguna creencia que tenga que acompañarnos, cada pareja crea su propio mundo, en el que lo importante es compartir y crecer juntos.
Pero cuando permitimos que se cuelen por la puerta de atrás, los fantasmas de lo conveniente o lo ideal, estamos permitiendo que empiece a derrumbarse lo mágico y lo espontaneo, de lo construido. Entre ellos, podemos encontrar:
- Me da miedo no saber hacer, como si
tuviéramos que tener el libro de instrucciones debajo de la cama.
- El tamaño importa, por supuesto, cuanto
más grande es nuestra entrega, más nos embargará el goce y más entrelazados nos
sentiremos con el otro.
- Hay que llegar al orgasmo, si no es que
no ha disfrutado, bueno en realidad, tenemos que acabar los dos a la vez… como
si el placer sólo estuviera en llegar a la cumbre y me pierdo las sensaciones
de cada caricia, cada beso, cada mirada y cada parcela de nuestra piel vibrante,
al ser tocada por unas manos insaciables.
- El otro tiene que adivinar mis deseos y
mis preferencias, claro alguien a la
“carta”, yo no puede expresar con palabras, miradas, no hay un
descubrimiento y un sorprendernos juntos.
- O también podemos sentirnos invadidos
por preguntas ¿cuál es la frecuencia adecuada? ¿Y la intensidad? ¿Y cuánto
tiene que durar?
p parejas