sábado, 28 de septiembre de 2013

Con el tiempo aprenderas


Con el tiempo… aprenderás la diferencia entre dar la mano y socorrer a alguien, aprenderás que amar no significa apoyarse y que compañía no siempre significa seguridad.

Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto y aprenderás a construir todos tus caminos sobre el presente, sabiendo que el terreno de mañana es incierto para los proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer en el vacío.

Con el tiempo… aprenderás que el sol quema si te expones demasiado, y aceptarás que incluso las buenas personas pueden herirte alguna vez y que sólo necesitas perdonarlas…

Aprenderás que compartir puede aliviar los dolores del alma. Descubrirás que se tarda años en construir la confianza y apenas unos segundos en destruirla y que tú también puedes hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida.

Aprenderás que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de las distancias, y que no importa qué es lo que tienes, sino a quien tienes en la vida, y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir. 

Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian.Te darás cuenta de que puedes pasar buenos momentos con tu mejor amigo haciendo cualquier cosa o simplemente nada, sólo por el placer de disfrutar su compañía.

Con el tiempo… descubrirás que muchas veces no acabas de apreciar a las personas que más te importan y por eso tendrás que aprender a decirles que las amas… nunca podemos estar seguros de cuando será la ultima vez que las veamos.

Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tienen influencia sobre nosotros, pero finalmente somos nosotros los únicos responsables de nuestras decisiones y actos.

Con el tiempo… aprenderás que no nos debemos comparar con los demás, que sus vidas y sus virtudes sólo deben servirnos de inspiración. 

Descubrirás que se necesita mucho tiempo para llegar a ser la persona que quieres ser y que el tiempo es corto. 

Aprenderás que si no controlas tus actos ellos te controlarán a ti, y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuan delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados, dos posturas, dos mentalidades.

Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario, enfrentando las consecuencias y que la paciencia sólo se adquiere con mucha práctica.

Descubrirás que algunas veces, la persona que esperas que te patee cuando te caes, tal vez sea una de las pocas que te ayuden a levantarte.

Con el tiempo… comprenderás que madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de las experiencias, que con la cantidad de años vividos.

Descubrirás que hay mucho más de tus padres en ti de lo que pensabas. Que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque si te creyera sería una tragedia, porque le estarías robando la esperanza.

Aprenderás que cuando sientes rabia, estás experimentando un estado emocional propio y que esto no te da derecho a ser cruel.

Descubrirás que sólo porque alguien no te ama de la forma que tú quieres, no significa que no te ame con todo su corazón y que también hay personas que nos aman, pero que no saben como demostrarlo… 
No siempre es suficiente que los demás te perdonen, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo.Con el tiempo… comprobarás que con la misma severidad con que juzgas, también serás juzgado y hasta es posible que seas condenado. 

Aprenderás que no importa en cuantos pedazos se partió tu corazón, puedes estar seguro de que el mundo no se detendrá para que lo arregles.

Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores.

Con el tiempo… sabrás realmente lo que puedes soportar; comprobarás que eres fuerte y que puedes ir mucho más lejos de lo que pensabas. 

Entenderás que realmente la vida vale la pena cuando tienes el valor de enfrentarla.

Shakespeare


martes, 24 de septiembre de 2013

El síndrome del nido vacío

El momento en que el último hijo abandona el nido, puede ser un proceso muy vulnerable y doloroso para algunas madres. Se entiende por tal síndrome, un trastorno afectivo, con sintomatología de tristeza y perdida. La madre no ha podido elaborar el duelo final, aceptar como su hijo deja el núcleo familiar... para ir construyendo su propia historia. Cabría preguntarse: ¿Por qué tiene dificultades para desprenderse del vínculo que hasta entonces tenía con su hijo? ¿Encontrarse con él de manera distinta y alegrarse de que puede caminar solo?

La mayoría de mujeres que padecen este síndrome, lo viven como una crisis de identidad femenina -puesto que han sido educadas, para ser madre, esposa e hija- personas que se han dedicado en exclusividad a la crianza y educación de sus hijos. Quedándose pegadas a ellos, y sin ninguna razón para continuar. Todo se acaba, ¿ahora para qué y para quién? La respuesta es simple: Para ti. Para quien tendría que haber sido siempre… ¿Qué ocurrió que la maternidad hizo que desaparecieras? ¿Dónde quedo tu vida? 

Aunque para ser justos (si pensamos sin apresurarnos), ser madre implica muchas cuestiones, tanto conscientes como inconscientes. Nos quedamos embarazadas, donde iniciamos nuestros primero pasos juntos, para luego parirlo (hermosa paradoja) desgarrándonos,  y sin embargo, sintiéndonos plenas al tenerlo en nuestro brazos. Lo amaremos incondicionalmente con toda la extensión de su significado: dedicación, ternura, sostén.,, Pero también,  proporcionándole las herramientas necesarias para su autonomía, en el fondo, su maduración personal.  Teniendo claro que nuestro hijo, como dice el autor libanés Khail Gibran, “no es nuestro, sino de la vida”. 

Nuestros hijos necesitan "mamás" responsables, dedicadas, pero independientes, con proyectos, con ilusiones, en definitiva con su propia vida. Estés en el momento que estés, piensa en todo lo que te queda por vivir, nunca es tarde… Incluso si te acecha la sintomatología de un síndrome del nido vacío...detrás de esa “cortina tupida”, se esconde una  experiencia de crecimiento... que se va a abrir ante ti. Siempre es posible devolverle su vida, con la alegría de dejarle partir, después de haberle acompañado, y sobre todo, devolvérnosla a nosotras mismas. Continuar nuestro camino, con sosiego y serenidad, por lo que hemos ofrecido. Con la certeza de toda la  creatividad, que todavía nos queda por irradiar,  como madres (otra fase), como mujeres y como personas… ¡Animo, no te detengas….descúbrete de nuevo!

sábado, 14 de septiembre de 2013

Lo que quiero ahora

Hoy,  voy a compartir con todos vosotros un magnífico artículo, "Lo quiero ahora", de la escritora y periodista Ángeles Caso, ganadora de numerosos premios literarios. Al leerlo, además de regalarnos  su excelente forma de escribir, nos extasía y (con)mueve con una profunda reflexión sobre la vida...

Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.

Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.

Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.



jueves, 5 de septiembre de 2013

¡Hay que buscarse un amante!


Surfeando por Facebook,  me encontré esta reflexión. Una invitación a uno hacerse "novio de la vida"... Resistirse a que la vida  nos pase,  pero nosotros no pasemos por ella... no nos ilusionemos, no nos arriesguemos, quizás sufriendo o quizás apasionandonos... ¿pero sino que es? Estar en nuestra burbujita... seguros, sí,  pero en el fondo...muertos en vida ¡¡¡Les invito a "buscarse un amante", a ser auténticos y a disfrutarlo!!!


Muchas personas tienen un amante y otras quisieran tenerlo. Y también están las que no lo tienen, o las que lo tenían y lo perdieron. Y son generalmente estas dos últimas, las que vienen a mi consultorio para decirme que están tristes o que tienen distintos síntomas como insomnio, falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o los más diversos dolores. 

Me cuentan que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre. En fin, palabras más, palabras menos, están verdaderamente desesperanzadas.

Antes de contarme esto ya habían visitado otros consultorios en los que recibieron la condolencia de un diagnóstico seguro:

"Depresión" y la infaltable receta del antidepresivo de turno.

Entonces, después de que las escucho atentamente, les digo que no necesitan un antidepresivo; que lo que realmente necesitan, ES UN AMANTE.

Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando reciben mi veredicto. Están las que piensan: ¡Cómo es posible que un profesional se despache alegremente con una sugerencia tan poco científica!. Y también están las que escandalizadas se despiden y no vuelven nunca más.

A las que deciden quedarse y no salen espantadas por el consejo, les doy la siguiente definición:

Amante es: "Lo que nos apasiona". Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y es también quien a veces, no nos deja dormir. 
Nuestro amante es lo que nos vuelve distraídos frente al entorno. Lo que nos deja saber que la vida tiene motivación y sentido.

A veces a nuestro amante lo encontramos en nuestra pareja, en otros casos en alguien que no es nuestra pareja. También solemos hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de trascender espiritualmente, en la amistad, en la buena mesa, en el estudio, o en el obsesivo placer de un hobby...

En fin, es "alguien" o "algo" que nos pone de "novio con la vida" y nos aparta del triste destino de durar. 

Y que es durar? - Durar es tener miedo a vivir. Es dedicarse a espiar como viven los demás, es tomarse la presión, deambular por consultorios médicos, tomar remedios multicolores, alejarse de las gratificaciones, observar con decepción cada nueva arruga que nos devuelve el espejo, cuidarnos del frío, del calor, de la humedad, del sol y de la lluvia.

Durar es postergar la posibilidad de disfrutar hoy, esgrimiendo el incierto y frágil razonamiento de que quizás podamos hacerlo mañana.

Por favor no te empeñes en durar, búscate un amante, se vos también un amante y un protagonista... de la vida

Pensá que lo trágico no es morir, al fin y al cabo la muerte tiene buena memoria y nunca se olvidó de nadie.

Lo trágico, es no animarse a vivir; mientras tanto y sin dudar, búscate un amante...

La psicología después de estudiar mucho sobre el tema descubrió algo trascendental:

"Para estar contento, activo y sentirse feliz, hay que estar de novio con la vida".

JORGE BUCAY

Compartido de Facebook, perfil de Marvin Ruiz.