jueves, 28 de febrero de 2013

¡Cómo destruir una relación de pareja!


Aunque no nos demos cuenta, porque no somos conscientes....Todos tendemos a repetir determinados mecanismos, (que arrastramos como "bagaje emocional") provocando que nuestra relación de pareja se resienta. Entre ellos podríamos destacar:
- Pensar que yo siempre tengo la razón.
- No escuchar a mi pareja, en todo caso  oírla
- Gritar, la mejor defensa es un buen ataque.
- No hablar de lo que siento, ante las dificultades, espero que haga el  otr@, culpabilizo, responsabilizo y le exijo sea  a la “carta” según mi deseo.
- Miento, total no se va a enterar, además para tener bronca, le suelto una mentirijilla de nada y así contentos los dos.
- Me muestro celos@, no permito que hablé con otr@s, ni que salga por ahí sin mí. Imagínate que conoce a otra persona. (No pienso que quizás es una cuestión de inseguridad, de hecho, ni se me pasa por la cabeza). Es Mi@.
- No buscar ratos para nosotros, es que después de tanto tiempo me aburre, prefiero hacer otras cosas, ya nos vemos en casa por la noche. (No importa que están los niños,  nuestra amiga la tve o el ordenador, total estamos juntos en la misma casa, aunque ni nos miremos).
- O por el contrario, todo el tiempo que no estamos trabajando, tenemos que estar bien juntitos, para eso somos una pareja ¿no? Nada de tener espacios cada uno y otros compartidos.  (Eso de que el abrazo demasiado fuerte ahoga el amor, es una tontería). Cada vez más pegaditos y más aislados del mundo.  
- No cultivar la relación con miradas cómplices, caricias furtivas, detalles, charlas abrazados... total ya sabe que le quiero.
- Permitir que la pasión se vaya ausentando cada vez más entre nosotros, no provocar momentos propicias, juegos seductores, etc. En todo caso, forzar la situación aquí te pillo, como mera descarga sexual o para que esté content@. Y cuando nos damos cuenta, lo que sentimos por nuestra pareja, es el reconocimiento como madre o padre de nuestros hijos.
- Consentir que la madre campe a sus anchas por nuestra relación, simbólicamente (te ha salido buena la tortilla, pero la de mi madre…) o en presencia física (organizando la casa, imponiendo su voluntad, no respetando la intimidad (en definitiva haciendo de “mama” y nosotros de “nenes”.
- No colaborar en las tareas domésticas y si mi pareja me recrimina, me enfado porque me siento como un niñ@ que le está persiguiendo mamá. En vez de pensar en dialogar sobre cómo repartir las responsabilidades, cada uno hacer lo que mejor le vaya. Provoco discusiones sobre el mismo tema una y otra vez.
- Y por último, en ningún momento tengo en cuenta, que los pilares fundamentales para una pareja son el respeto y el amor, sin ellos no hay ninguna posibilidad. Simplemente pienso que no es “mi media naranja” y por lo tanto, no hay reflexión sobre mi parte de responsabilidad, ni posibilidad de cambio. Sólo tengo que buscar y buscar...relación incansablemente,  hasta que encuentre mi pareja “ideal”.