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domingo, 3 de mayo de 2020

Adolescencias, con prisa y sin pausa




Los días trepidantes,
seguidos de sus lánguidas noches,
desafilaban incansables,destilando años, horas, minutos…
Igual que esas hojas de margarita,
que deshojábamos alegremente,
sin poder percibir,
como iban cayendo, lentamente,en el frío suelo.

Sólo era una fantasía,
un juego de querer tocar el futuro tímidamente,
apenas con las puntas de los dedos.
Casi rozándolo...
Mientras sentíamos el calor de lo que estaba por llegar
¡Cuánto por experimentar! 
Todo era posible,
puentes y puentes, por transitar,
pieles por descubrir, sueños que construir...

La ingenuidad no nos permitía ver más allá,
ni siquiera imaginábamos mientras jugábamos a ser adultas,
que la vida tenía capítulos con títulos sombríos,
llenos de dolor y decepción,
con fantasmas acechando
y la muerte escondida,
con su afilada guadaña,
decapitando ilusiones, proyectos,
y también, personas que creíamos siempre nos acompañarían.

La esperanza en lo que vendría y la fuerza de vida,
podía con todo,
envolvía los momentos plenos de pasión, goce y transgresión.
De la misma forma,
pero con un delicado y transparente tul,
esos periodos que nos sentíamos perdidas,
desorientadas ante un cuerpo que se iba transformando,
 y un sinfín de esquinas con nuevos vientos zarandeándonos,
hasta que pasaba, como un vendaval,
 y después, exultante el sol volvía a brillar.

Así se iba dibujando nuestra adolescencia, 
con trazos gruesos y finos, 
Con prisa y sin prisa.





lunes, 3 de noviembre de 2014

La adolescencia



La adolescencia, es una fase de tránsito, entre la infancia y la adultez. Durante la cuál, se producen cambios corporales importantes (transformación de la voz, vello púbico, crecimiento muscular, menstruación).  A la par,  que toda esta “metamorfosis” de su cuerpo, el adolescente lidia  internamente, con profundos movimientos emocionales y psíquicos.

Produciéndole mucha inestabilidad, puesto que desconoce lo qué le   está ocurriendo...Se siente en tierra de nadie, ya no es el niño que era, pero tampoco sabe quién es... Por lo que tendrá que ir construyendo su propia identidad, a través de numerosos avatares. De búsquedas, incertidumbre, rechazo, imitación, pero ante todo,.los intentos desesperados, de  poder perfilar su propio retrato, desde la autenticidad.

Sin embargo,  esta estabilización de la personalidad, no se logra sin pasar por un grado de conducta patológica, inherente a la evolución normal de esta etapa. Aberastury, lo define como “síndrome normal de la adolescencia”, Este proceso, será más o menos conflictivo,  dependiendo de cómo se haya ido construyendo psiquicamente, a lo largo de su recorrido vital. 

Esta  “patología normal del adolescente” se puede describir de la siguiente forma:
   -       Búsqueda de sí mismo e identidad.
   -       Urgencia ante los deseos presentes, con dificultad para la postergación.
   -       Rebeldía, buscando la autoafirmación.
   -       Tendencia a lo impulsivo, sin mediación del pensamiento.
   -       Fluctuación  del humor y estado de ánimo.
   -       Inestabilidad emocional, por momentos se siente confuso,ambivalente, desconcertado, sin saber el motivo.
   -        Replegamiento sobre sí mismo e ensimismamiento.
   -        Separación progresiva de los padres, a veces abruptamente.
   -        Tendencia grupal, dependencia con los amigos como referencia de identidad, necesaria para individualizarse.

A la par los padres, también tienen que adaptarse a la evolución del hijo, sabiendo que su lugar respecto a él es distinto, ya no hay tanta dependencia, pero es necesario estar presente y contener, en momentos delicados. Aceptar que el hijo está creciendo, buscando su lugar en la vida, el propio.

Cuando este proceso que hemos descrito como “síndrome de la adolescencia normal”, es muy complicado para el adolescente, le produce demasiado sufrimiento o manifiesta síntomas, es importante ofrecerle la ayuda de un profesional, para poder acompañarle.