¿Quién no
ha sentido alguna vez que ha fracasado en algo? ¿O derrotado por alguna
circunstancia de la vida que nos, ha golpeado de pleno? Posiblemente todos…Es
una sensación intensa, dolorosa, inevitable, pero también dependiendo como lo
vivamos, muy importante para nuestro desarrollo personal. El fracaso nos hace
sufrir, pero a la vez, nos permite aprender y superarnos, si lo afrontamos con
entereza.
Hay que
distinguir un fracaso real y objetivo, que produce frustración y desagrado,
pero poco a poco, conforme nos vamos adaptando, ira decayendo. A
otro tipo de sensación de fracaso, interna, que no se ajusta a que nos haya
ocurrido algo negativo, sino que nos acompaña, como nuestra sombra y en
determinadas ocasiones se dispara debido a nuestras propias inseguridades.
Puede ser por un afán de perfeccionismos, por tener unas expectativas muy
altas sobre lo que quiero conseguir, sintiéndome fatal cuando nos las puedo
alcanzar o por sentimientos de inferioridad, en que me siento poca cosa y no
puedo mirar con optimismo ni el pasado, ni el presente, ni por supuesto el
futuro.
Aunque es fácil decir y complicado empezar a ver luz,
cuando me invade la oscuridad, es muy importante ser conscientes, de que el
fracaso forma parte de la vida igual que el éxito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario