lunes, 30 de abril de 2012

La soledad


Está solo quien no tiene compañía y también quien la tiene, pero no se siente acompañad@. Hay personas que eligen estar solas, bien sea por momentos (para estar con uno mism@, leyendo, escuchando música o simplemente tumbad@ en el sofá) o temporadas de la vida, en que uno por elección y convicción, vive sol@, porque no está dispuest@ a pagar cualquier precio, por sentir que comparte una relación, una casa o una cama. Continua con su vida, sin esperar ni desesperar por encontrar a alguien, aunque si  aparece, tampoco lo niega.

Y afinando un poco más, aunque no por ello, menos real,  está la soledad que uno siente, internamente, por muchas personas que haya alrededor. Esta soledad, ausente en lo que nos “vendieron” desde pequeñitos, por la que nos sentimos estafados y reclamamos mentalmente “perdone, a mi me dijeron que si estaba con alguien, tenía pareja, amigos, salía… yo no iba  a sentir esto…” Pues si… ¿Cuántas veces nos hemos sentido solos en una reunión? ¿O hemos salido a la calle, transitada de un montón de personas, pero a la vez  “desierta”? ¿Miramos a nuestra pareja y la sentimos, como un extrañ@, a kilómetros de distancia?

Pero aquí, no queda todo sobre la vivencia de soledad, esta sensación que cala hasta los huesos y provoca en determinadas personas, tomar medidas drásticas en un afán de zafarse de ella. Buscando el calor  “tóxico” de sustancias, de relaciones, de un “sin parar” para no pensar,  en definitiva un encadenamiento de elecciones desafortunadas, sin fin. Sin poder darse cuenta, que uno por mucho que huya, la soledad le va a (per)seguir, hasta que  pueda pararse, mirarla y aceptarla como parte de nuestra vida, con y sin compañía.



No hay comentarios: